22 oct 2009
Bendición de la tierra, de Knut Hamsun.
- ¿Qué llevas ahí? - Varios artículos- responde Sivert – queremos venderlos en el distrito de abajo. Geisiler no hace gran caso de la respuesta; tal vez ni la ha oído. Y continúa: - Voy, pues, a comprar las piedras una vez más. Antaño mi hijo compró en mi lugar; es un muchacho de tu edad, y nada más. En la familia es él es el rayo. Yo soy la niebla. Soy de los que conocen lo que conviene, pero no lo hacen. El es el rayo; y ahora está al servicio de la industria. Yo soy la niebla. Yo soy algo, pero él no es nada; es, solamente, el rayo, el hombre dinámico de nuestro tiempo. Pero el rayo, como tal, es estéril. Pongamos vuestro caso, el de los Sellanrao. Veis todos los días que las montañas azules no son invenciones, son las viejas montañas que se alzan desde tiempos remotos, pero son vuestras compañeras. Así vais al unísono con ellas y con la anchura del espacio, y habéis sido arraigados. No tenéis necesidad de empuñar la espada, y sin proteger vuestra cabeza con un yelmo y con mano desarmada, atravesáis la vida rodeados de aventuras. Mira, ahí está la Naturaleza es tuya y de los tuyos. El hombre y la naturaleza no se hacen la guerra; se dan la razón recíprocamente; no entran en competencias ni corren en porfía detrás de ningún prejuicio, si no que andan del brazo. Así os veo; gente de Sellanrao, coronados de prosperidad. Las montañas, el bosque, la praderas, el cielo y las estrellas, todo esto no está sujeto a medidas mezquinas. Es inconmensurable. Hazme caso, Sivert, y conténtate con tu mente con tu suerte. Tenéis todo lo que necesitáis para vivir, y todo aquello que es objeto y fin de vuestra vida eterna. ¿Y qué tenéis, en cambio? Tenéis una existencia legal y honrada, una existencia en armonía con todas los demás. ¿Y qué más tenéis? Nada os subyace ni os domina, gente de Sellanrao; tenéis paz, y poder, y dominio; estáis rodeados de la inmensa bondad. Esto es lo que tenéis a cambio. Descansáis sobre un seno cálido, y jugáis con una blanda mano maternal, y bebéis hasta apagar la sed. Pienso en tu padre, que es uno de los treinta y dos mil. Y tanto otros, ¿qué somos? Yo soy algo: soy la niebla; estoy aquí, estoy allá; voy y vuelvo y, a veces, soy la lluvia que cae sobre tierras sedientas. Pero, ¿los otros? Mi hijo es el rayo, que no es, realmente nada- un resplandor fugaz y estéril – y sabe hacer negocios. Mi hijo es el tipo de hombre de nuestros tiempos, cree sinceramente lo que su tiempo le ha enseñado, lo que le han enseñado el judío y el yanki; yo lo veo y muevo la cabeza. Es mí no hay nada de misterios; sólo en el seno de mi familia soy la niebla, y muevo, disconforme, la cabeza. Y es que a mí, Sivert, me falta el don de obrar sin escrúpulos. Su tuviera este don podría ser también el rayo. Así, soy la niebla.
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6 comentarios:
Es buenísimo!! hacía tiempo que no escribías así
no no amiga scrins , jajaj esto no es mio ,es del maestro KNUT Hansum uno de mis autores fetiche!!!!!!!!!
si no los firmos es que no son mios!!
la foto es lo unico mio, y bueno es uno de esos extractos que guardo en mi libreta de los libros que he leido.
un beso scrins
no sé qué me pasa...sus pinturas me son perfectamente visibles no así sus letras.
creo que soy yo.
Amo a Hamsun y amo Bendición de la tierra. En el blog que tenía antes le dediqué alguna que otra entrada. Estuve en Noruega trabajando el pasado verano y bajé algunas veces a comprar a Lom, el pueblo donde nació, y donde habían programado algunas actividades con motivo del aniversario. En Lom, como en el resto de Noruega, las opiniones sobre Hamsun eran contradictorias por su apoyo a los nazis, y había gente que no quería ni oír hablar de que él ni de sus libros ni de nada de lo que se organizaron.
Durante el Fjellfilmfestivalen (el Nordic Mountain Film Festival, donde estuve trabajando, un festival de cine y documentales de montaña) Markens Grøde (la película basada en el libro, histórica del cine noruego, de 1921) se proyectó dos veces, las dos con nulo éxito de público. También hay que decir que fueron por la mañana y que la gente alargaba las noches más de lo recomendable... aunque creo que incluso a una hora decente el resultado hubiera sido el mismo, la gente había venido para ver a peña haciendo salto base o subiendo al Everest, y no aquello... En fin, ellos sabrán.
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