Es profundo, inteligentísimo
Ante la enormidad del empeño
El viejo temor de que los árboles impidan ver el bosque
Vence por arabas márgenes poblados; el mirto, el sauce, el álamo, el aliso, el saúco, el
Fresno, el nardo, el cipariso, los pinos y los cedros encumbrados, con otros frescos árboles
Copados.
Nada de ruiseñores enamorados, nada de jardín versallesco, nada de panoramas
sentimentales . Aquí los responsos son de sapos hidrópicos; las malezas, de cerros
misántropos; los rebalses, de caños podridos. Aquí la parásita afrodisíaca que llena el suelo
de abejas muertas, la diversidad de flores inmundas que se contraen con sexuales
palpitaciones y su olor pegajoso emborracha como una droga; la liana maligna, cuya pelusa
enceguece los animales; la pringamosa, que inflama la piel; la pepa del corujú, que parece
irisado globo y sólo contiene ceniza cáustica...
La literatura como ser vivo.
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