25 jul 2015

"Haya luz" y hubo luz oscureciendo la nombradía de aquél.



Falsamente humilde te acuestas en la cama. Poco a poco el peso de los huesos va en aumento y acabas por hundirte en la cama que simplemente te asimila por completo cerrándose a tu paso, quedando un par de pliegues como único vestigio. Un yunque en la cama, debajo de las sabanas blancas arenas movedizas. Esa noche otros fornicaran en el mismo lecho sobre el cual han de asentarse otros más- lo he dejado dicho- madre del río. Las cortinas movidas por el suave viento del verano y de ti nada se sabrá, yo mismo. La sonata se repite- Miren a esos dos, es tan fecundo-.