30 abr 2011

Del discurso autogenerativo postmoderno-de la línea del movimiento al que pertenece-de la línea del movimiento al que pertenece 2-arte procesual-puta puerca

Opinó ahora que la veía desde fuera, varada, muriendo aplastada por su propio peso que la asfixiaba que aquello que eran sus costillas serian las paredes de su casa, que aquella pastosa grasa sería su lumbre y entre otras cosas estaba en el paraíso.  En su cretácica playa.  Grasa, huesos, carne, piel. 

Y digo, que esta es la historia de una llanura donde a lo lejos se divisaba una línea de árboles. El llano tenía una amplitud que abarcaba el horizonte cerrado por la línea que se intuía de cipreses. Era una inmensa planicie donde crecía el trigo. Tiempo atrás cuando se taló el bosque se dejaron dos árboles sin cortar. Pues quiso la gracia del leñador dentro de todo aquello un algo de su poder y del odio hacia la frondosidad del bosque; hacia la frondosidad de lo finito. Dos árboles erguidos uno en frente del otro, de noble porte; cascados por la milla y el trigo. El invierno era para estos dos árboles en su forma expresiva una soda quirlatada contra copos de nieves absolutos. Se pudre la madera, era una música terrible sin techo. Pura corteza.

AL DETALLE. Música para todo esto, de porte bajo con detalles de una voz que lucha descarnadamente.  Afuera la vida es una calle que termina en un espejo tan duro como las costillas de Mateo. Vemos desde dentro de la casa la operación: la papaya partida por la mitad brillando con luz propia, al fondo un televisor  donde se ve un ocaso al que atribuiremos a una compañía de seguros.


Tengo que pensar fácil. La repetida canción que me acerca a la claridad de expresión. La letra me navega al pasado, no es una letra del futuro es una letra del pasado inmediato. Qué lejos han quedado esos segundos atrás. Pego algo en la pared y que lejos ha quedado. El espacio donde en la oscura noche navega el tiburón muy cerca de los peces. Los peces en la oscuridad. Mirad lo que nos queda cuando cerramos los ojos. Mirad como se nos presentan las cosas cuando cerramos los ojos (PANTALLA CON OJOS CERRADOS) ¿Que nos queda? No nos queda la televisión. ¿Cuántos años recordara el condenado en la caja oscura las caras de los suyos? Se le vera despertar de sopetón nervioso llegando a su mente lo que estaba soñando; eran las caras de los suyos. Los veía caminar por la calle como unos peatones más y el saludándolos con febril alegría. Ellos no sabían quién era. Sus rostros se aceleraban en unas líneas raras y rápidas que no dejaban saber quién era quién. El miedo a olvidar las caras de los suyos es el despertar en el medio de la celda oscura. Que no se te apaguen los recuerdos. Es tan ridículo el pensar como era mi antigua casa, allí en el viejo valle. ¿Cuán verdadera es la descripción que hace un autor de su casa y de su infancia? Dice tener palabras y adjetivos tales que construyen ese mundo. Dicen algunos que incluso el libro describía perfectamente la imagen de aquel lugar. El autor había sabido captar la visión. Resulta ser un encuentro y un paso aceptado por el otro, el que lee las palabras escritas y le da libertad total a esas imágenes. Que peligroso eso de ver la obra escrita en la viva imagen del cine. Contad con la aspereza. Punto. Yo puedo ponerme en situación y ver en toda esa oscuridad la cara. La cara cogiendo volumen. Quizás alguien desde otra dimensión desconocida se golpea contra la tela negra que ven mis ojos, y su rostro se pueda ver por momentos mientras este se choca contra la tela. La suave tela se adapta a cada pliego de su piel dándonos detalles exactos de quién está detrás, al otro lado desde los parpados bajados y el golpe contra la tela negra que separa dos dimensiones. La imagen escrita. Dime padre. Volvemos con Él, que está en la oscuridad. Atrapado. Que pasa. Que, dime. Que cuando. Las palabras. Las  paredes eran gordas. Se habla de libertad. El desierto en la plenitud de la noche llega a dejar solo a cualquiera. Que no quiera dejar. Dime perra. Tú love. ¿Y eso de cristal river? ¿Qué dices a eso de cristal river?


John Table

16 abr 2011

Creemos significativa, aunque no conmovedora



                                                                                               
                          & 


Claro, claramente que a medias partiendo desde: entonces no quieres decirme que te pasa, dime, entonces no quieres que 
te ayude. Mira realmente lo fresco de la cobertura, del amor, de llorar borracho no es más que eso , tú estás en tu cama y yo en la mía habidos de amor, sedientos cómo la  señora que vimos antes en el bar, ella sabía no podía no faltar en esto, esa imagen que siempre recordé de veces anteriores de otras existencias -sí- aquello del plato genérico de bar-restaurante con esa sopa servida tan amarilla y el ruido de la sopa con la boca y todo eso la peluca que tal y ella al fondo del bar bebiendo aquella sopa. Sabes Ana que te quiero y te adoro lo cual no significa que no me gustes, lo sabes ciertamente pero claro después de todo aquella chica del bar escandinavo... me hubiese gustado revolverme con ella no tanto por su físico sino más bien por eso por revolverme con ella como si tuviéramos aceite entre los dos y ella contándome el porqué de su corta vida pero claro ahí me daría cuenta que te amo; no en realidad amo los momentos contigo . Si creo que es eso, te amo cuando estoy contigo pero cuando no lo estoy no te amo.  Ahora se cosas, ahora y antes. Cierto que ayer fuimos el uno con el otro dulces, groseramente dulces no a pesar de eso no deje de mirarte las tetas no muy a mi pesar toque algo tus manos, la mancuerda, que eso, que en fin que siempre es eso contigo. Me gusta tu gesto de sorpresa y me gusta y me fascina ese punto de sentir igual. No tengo más que decir. Pasemos por alto que ahora no estoy contigo y no puedo amarte.  Nomenclatura. Sabes, creo que volveré al bar y le preguntare educadamente a la camarera que si quiere revolcarse conmigo. Es escandinava ¿y Yo? Y yo soy latino; ya sabes un toro empalmado por el turismo metiéndome billetes por todo mi cuerpo bailando como una furcia para que me veas, Ana.

Al final siempre lo evito, evito el tema. No te quiero y te lo quiero decir con amor, tu no me has preguntado eso pero se,  es el volumen de la música y aquella tranquilidad tan tuya que persigo, me gustaría morir contigo con la jeringuilla y el chute, si, hablo de eso de esa pareja de yonkis. Seriamos tan felices dentro de ese mundo, yo no te pegaría, yo no. Robaríamos juntos, dormiríamos juntos en colchones raros a sabiendas de lo que los otros dirían de nuestro ser pasado cadavérico. Pero qué coño en ese sentido si eres mía y te quiero aun no sé si te gusta esas cosas pero joder me gusta tu vida, me gusta y encajo bien: tu media buena, decente con un pelín de tragicomedia y yo eso lo otro, el marido que exteriormente es lo peor, ellos dirán: ella es buena y una gran mujer pero su marido es un mierda y tu y yo haciéndonos los sordos. Joder Ana por eso creo en ti, seriamos perfectos.  Luego están las imágenes de Fran con el mechero pegado al ojo mostrándonos sus pequeñas pupilas de yonki, Ana amor.  Creo que deberíamos infantilmente y estúpidamente y gratuitamente entregarnos a una vida juntos de la mano y dedicarnos a ello con furor, hablo del tic tac del reloj de cocina y del café viviendo juntos en casa con el sonido del reloj por la mañana tan mortal y dañino pero. Lo cierto es que quiero revolcarme con la chica del bar, ella tal vez quiera. Eso nos une el saber que no. ¿Ayer te bese?
Joder Ana quiero entregarme contigo a una vida muy concreta llena de fracaso y mal olor de sonrisas y sicólogos pero porque quiero eso tan sólo contigo, es eso. Yo suelo hablar de cosas pero contigo quiero esa vida rara, mal oliente, quiero sufrir de antemano.  Y ahora que tú te mueres como todo eso del cadáver y el sujetador tú desnuda muerta y fea y yo lavándote  con tú champú hablo desde fantasía. Ana, descansa en paz.