La
estampida, en la derrota el polvo se levanta aun más alto. Para cuando no
exista la derrota todo será fino polvo intergaláctico a la espera. Cada cosa hecha
añicos. Tu cuerpo polvo, tu casa polvo, la ciudad polvo, tus credenciales
polvo, el polvo movido por el aire, la tierra aplastada escupiendo fuego.
El mundo
nada. Detritus un sueño. En este sentido las voces mesiánicas son horrendas al
igual que la idea de derrota lo es en casi todas sus formas. Pronúnciate en
contra, di no al dualismo. Abraza la versión esterlina. El ocaso, el apocalipsis, la hecatombe, el
juicio final…problemas, problemas de los vivos.
La idea de pensar en el futuro
con su final es inútil, no te atrapes en esto. Ha de llegar y desde luego te
olvidaras y te perderás para siempre instantes después cuando todo tu ser se
apague. La vida no es una molestia en
este sentido. Camino por las calles ahora sin pensar en el polvo que está será.
Lo siento. Tan solo has de sentirlo un par de veces con mucha intensidad. Tocar
cosas y pensarlas muertas y frías. El muerto. Ese niño muerto, esa casa muerta. Toda esta calle una duna de escombros sin vida. Sentido esto toca volver al instante
pues ya has comenzado a masticar y a no estar alejado de la vida. Has inoculado
una parte fundamental a la vida; el polvo. Barre la casa y encontraras la máxima
elevación de la filosofía griega. Vete al baño y mírate en el espejo, reflejo. ¿Reflejo? Vuelve al ahora. ¿Todo es banal? Ratifica
lo sabido diciendo y interiorizando la respuesta a esta pregunta. - ¡No! , todo
no es banal-. Grita invariablemente y di por siempre una sola palabra. No te atrevas a decir otra cosa ante los demás. Se persistente
en utilizar esa palabra para todo lo que quieras expresar. 100 gramos de jamón
cocido serán: alfalfa, alfalfa, alfalfa, alfalfa, alfalfa, alfalfa, alfalfa,
alfalfa,…repítelo hasta que los que te rodean sucumban. El nombre de mi madre será: alfalfa, alfalfa,
alfalfa, alfalfa, alfalfa, alfalfa, alfalfa, alfalfa, alfalfa, alfalfa, alfalfa,
alfalfa, alfalfa, alfalfa, alfalfa, alfalfa. Podemos intentar situarnos ante cada etapa de
la vida como intuyendo que dirás sobre ella, ahora años después. Juzga lo que dices,
haces y ensalzas para descubrir que quiere decir la mente sobre su siguiente
paso. Júzgate como si pudieras ver todos
los álbumes de tu vida. Yo por mi lado ya
no hago esto pero te invito a hacerlo en pro de cualquier cosa. Alfalfa, alfalfa,
alfalfa, alfalfa, alfalfa, alfalfa, alfalfa, alfalfa. No puedo sucumbir. Debajo
de cada piedra se mastica algo. Agárrate los genitales. Escupe cerveza. Eres un
mierda. Piénsate bailador, imagínate bailador totalmente rígido. ¡Cállate! ¡Cállate
para siempre Stuart Mill! Continua con el baile mental pero no te calientes con
tus chorradas. Ve a la calle y di que estás loco. ¿Eres sensible? ¿Te enseñaron
a serlo? ¿Te enseñaron a no serlo? ¿Pero quién coño eres?
El
reflejo contrario de revés visualizando una historia, un determinado baile, un
determinismo ejecutado en la boca besando muchas cosas, pensando profusas cosas.
Charlando. Sin existir de veras en un lugar concreto. Volviendo al cadalso
puesto que no has comprendido nada, ni lo pretendiste. (Risas) Ahora te tienes que ir. Muere para siempre
diciendo frases que son sentencias emotivas. Elevadas mucho, puesto que no
sabes hacer otra cosa para poder comprender. La rabia es un grito que resuena a
sentencia. La sentencia pétrea golpeada por el escoplo viendo como por causa mayor se va. El árbol centenario que
se muere frente al niño. Otra galaxia. Otra protuberancia cultural, otra imagen
metafórica-destructiva. Capa a capa, geológismo.
1 comentario:
efectivamente, John, muy interesante!
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